4) No se lo digas a nadie

Aunque esta historia envia un mensaje que debería ser tomado en serio, no puedo evitar de pensar en las partes graciosas de este libro, que me encantan.
En «No se lo digas a nadie», la gracia viene por la mayor parte del diálogo: (pp. 34):
-No digas esas palabras, que es pecado- dijo Juan Manuel.
-Decir teta o poto no es pecado, tonto- dijo Miguel.
-Es pecado, caracho- dijo Juan Manuel - Ahorita estás pecando delante mío.
-Teta, teta, teta, poto, poto, poto- dijo Felipe.
(pp. 52):
-Yo sé mucho de mujeres, hijo- continuó Luis Felipe. -Y creeme: todas son putas, solo que unas lo saben y otras no.
-Mi mami también es una puta?- preguntó Joaquín.
Luis Felipe soltó una carcajada.
-No, pues, tu madre no- dijo. -Todas son putas, menos tu madre.
-Ya decía yo- dijo Joaquín.
-Tu madre es un caso raro, hijo- dijo Luis Felipe. -Yo no he conocido mujer como ella. Tu madre prefiere rezar que echarse un buen polvo. A veces, cuando me la he estado montando, he llegado a pensar que tu madre estaba rezando.
Me gusta el uso de jerga peruana, la mayoría de la cual yo no había oído antes y tuve que preguntarselo a alguien. Estas palabras y expresiones ¨coloridas¨ me hacen reír. Desearía que la jerga en inglés pudiera sonar tan poética. («¡Ya me hincharon las pelotas estas palomas!» -pp.60)
No obstante, esta historia es en general seria, y para mí una realista a la que probablemente muchas personas pudieran relacionarse - pues, especialmente las personas homosexuales, ya que el personaje principal, Joaquin, es homosexual, y su lucha con su familia y la vida en general es muy evidente. Joaquin aún reza a Dios para que lo ayude a ¨no ser maricón¨, el cual haría la vida mas fácil y llevaría a que sus padres lo acepten mucho más. (Joaquín tiene un padre machista, homofóbico, y mujeriego, y una madre super-religiosa). Tratarían a Joaquín más como su hijo si no fuera gay.

Aunque esta historia envia un mensaje que debería ser tomado en serio, no puedo evitar de pensar en las partes graciosas de este libro, que me encantan.
En «No se lo digas a nadie», la gracia viene por la mayor parte del diálogo: (pp. 34):
-No digas esas palabras, que es pecado- dijo Juan Manuel.
-Decir teta o poto no es pecado, tonto- dijo Miguel.
-Es pecado, caracho- dijo Juan Manuel - Ahorita estás pecando delante mío.
-Teta, teta, teta, poto, poto, poto- dijo Felipe.
(pp. 52):
-Yo sé mucho de mujeres, hijo- continuó Luis Felipe. -Y creeme: todas son putas, solo que unas lo saben y otras no.
-Mi mami también es una puta?- preguntó Joaquín.
Luis Felipe soltó una carcajada.
-No, pues, tu madre no- dijo. -Todas son putas, menos tu madre.
-Ya decía yo- dijo Joaquín.
-Tu madre es un caso raro, hijo- dijo Luis Felipe. -Yo no he conocido mujer como ella. Tu madre prefiere rezar que echarse un buen polvo. A veces, cuando me la he estado montando, he llegado a pensar que tu madre estaba rezando.
Me gusta el uso de jerga peruana, la mayoría de la cual yo no había oído antes y tuve que preguntarselo a alguien. Estas palabras y expresiones ¨coloridas¨ me hacen reír. Desearía que la jerga en inglés pudiera sonar tan poética. («¡Ya me hincharon las pelotas estas palomas!» -pp.60)
No obstante, esta historia es en general seria, y para mí una realista a la que probablemente muchas personas pudieran relacionarse - pues, especialmente las personas homosexuales, ya que el personaje principal, Joaquin, es homosexual, y su lucha con su familia y la vida en general es muy evidente. Joaquin aún reza a Dios para que lo ayude a ¨no ser maricón¨, el cual haría la vida mas fácil y llevaría a que sus padres lo acepten mucho más. (Joaquín tiene un padre machista, homofóbico, y mujeriego, y una madre super-religiosa). Tratarían a Joaquín más como su hijo si no fuera gay.
Pensé que absolutamente todos los capítulos de este libro eran interesantes. He leído muchas novelas en la vida y ésta es una de mis preferidas.
No comments:
Post a Comment